La paciencia y la ternura del Profeta ﷺ con los niños
Se ha relatado que el profeta Muhammad ﷺ dijo:
«A veces empiezo una oración son intención de prolongarla, pero cuando oigo llorar a un niño, la acorto porque sé que esos llantos perturban a la madre.» [1]
«Él (el Profeta ﷺ) rezaba. Cuando efectuó la sayada (prosternación), Hasan y Husein se encaramaron a su espalda. Cuando la gente trató de pararlos, él hizo señal de que los dejaran. Una vez acabada la oración, los sentó sobre sus rodillas y dijo: “Quien me quiera debe querer a estos dos”.» [2]
Nuestro mejor ejemplo es el Profeta ﷺ. Estos hadices ilustran la actitud que tenía cuando estaba en presencia de niños en la mezquita.
Se ha relatado también:
«El Mensajero de Dios ﷺ salió una noche para dirigirnos en las oraciones nocturnas (magrib o ‘isha’) y llevaba en brazos a Hasan o a Husein. El Mensajero de Dios ﷺ se adelantó y lo puso (al niño) en el suelo, tras lo cual pronunció el takbir (Allahu akbar) y empezó a rezar. Durante la oración se prosternó y se quedó así mucho rato.
Mi padre me dijo: “Levanté la cabeza y vi al niño subido a la espalda del Mensajero de Dios, que estaba prosternado. Y volví a mi postración”.
Cuando el Mensajero de Dios terminó la oración, la gente le dijo: “Oh Mensajero de Dios, durante la oración estuviste postrado tanto tiempo que pensábamos que te había pasado algo, o que estabas recibiendo la revelación”.
Él dijo: “No pasaba nada en absoluto, solo que mi hijo se me había subido a la espalda y no quería molestarlo hasta que no tuviera suficiente”». [3]
«El Mensajero de Dios hacía la oración llevando a Umama bint Zaynab, su propia hija. Según Abu al-‘As ibn Rabi‘a ibn ‘Abdi Shams, cuando se prosternaba, el Profeta depositaba a la niña y cuando se levantaba, la cargaba (a hombros)». [4]
‘Abdullah ibn ‘Amr ibn al-‘Asr relata que el Mensajero de Dios ﷺ dijo:
«Ordenad a vuestros hijos cumplir con la oración desde los siete años y reprendedlos [5] a partir de los diez años (si rechazan hacer la oración) y separadlos en las camas (a las niñas de los niños)». [6]
Se ha relatado que el Mensajero de Dios ﷺ declaró:
«Tratad a vuestro hijo con equidad, tratad a vuestro hijo con equidad, tratad a vuestro hijo con equidad.» [7]
Se ha relatado también que el profeta Muhammad ﷺ dijo: «Tratad a vuestros hijos de forma igualitaria cuando les deis regalos». [8]
An-Nu‘man ibn Bashir atestiguó:
«Mi padre me dio la carga de un esclavo como regalo. Me llevó a ver al Mensajero de Dios ﷺ para que fuera testigo, y este dijo entonces: “¿Has dado un regalo a todos y cada uno de tus hijos, como has hecho con an-Nu‘man?” Mi padre respondió: “No”. Y el Mensajero de Dios le dijo: “Sé consciente de tu deber hacia Dios y sé justo con tus hijos”. Al regresar, mi padre renunció al regalo». [9]
Usama ibn Zaid (ra) relata:
«El Mensajero de Dios ﷺ acostumbraba a sentarme en uno de sus muslos y a Hasan ibn ‘Ali en el otro. Después, nos besaba y decía: “Oh Dios, sé misericordioso con ellos, como yo soy misericordioso con ellos”».[10]
Un día, el Profeta envió a Anas a un mandado y Anas relató la anécdota siguiente:
«Fui, pero de camino me encontré con niños que jugaban en la calle. Después, el Mensajero de Dios llegó y me puso la mano en la nuca. Lo miré y lo vi sonreír, y me dijo: “Unays (diminutivo de Anas), ¿has ido donde te dije que fueras?” Le respondí: “Oh Mensajero de Dios, sí, voy”». Anas dijo también: «Estuve al servicio del Profeta durante siete o nueve años y nunca lo escuché decir de algo que yo hubiese hecho “¿por qué has hecho tal cosa?”, o de algo que no hubiese hecho “¿por qué no lo has hecho?”». [11]
El profeta Muhammad no regañó a Anas por haberse olvidado del mandado ni por ninguna otra cosa en nueve años.
En otro ejemplo, un muchacho fue llevado ante el Profeta porque había lanzado piedras a los árboles y había robado dátiles.
El Profeta dijo: «“Muchacho, ¿por qué has tirado piedras a las palmeras?”. El niño respondió: “Para comer”. Y el Profeta repuso: “No tires piedras a las palmeras, pero come lo que haya caído de ellas”. A continuación pasó las manos por la cabeza del muchacho y dijo: “Oh Dios, llena su estómago”». [12]
Antes que reprender o castigar, el Profeta invocó a Allah en favor del chiquillo.
Que Dios nos permita amar a nuestro profeta como es debido. Amin. Y es bueno recordar que ese amor pasa por seguir sus nobles comportamientos.
Notas:
[1] Narrado por Bujari
[2] Narrado por Ibn Juzayma y al-Bayhaqi
[3] Narrado por an-Nasa’i, Ibn Asakir y Hakim
[4] Narrado por Bujari y Muslim
[5] Reprender no significa necesariamente usar la violencia. El término remite también a la idea de restablecer lo que es correcto, corregir, hacer desaparecer un error: «Reprender: corregir, amonestar a alguien vituperando o desaprobando lo que ha dicho o hecho». RAE
[6] Abu Dawud
[7] Ahmad, Abu Dawud, Ibn Hibban
[8] At-Tabarani
[9] Bujari y Muslim
[10] Bujari
[11]Narrado por Muslim y Abu Dawud
[12] Narrado por Abu Dawud
Compártanlo con la Umma
Traducción: Daniel Gil-Benumeya
Fuente
«A veces empiezo una oración son intención de prolongarla, pero cuando oigo llorar a un niño, la acorto porque sé que esos llantos perturban a la madre.» [1]
«Él (el Profeta ﷺ) rezaba. Cuando efectuó la sayada (prosternación), Hasan y Husein se encaramaron a su espalda. Cuando la gente trató de pararlos, él hizo señal de que los dejaran. Una vez acabada la oración, los sentó sobre sus rodillas y dijo: “Quien me quiera debe querer a estos dos”.» [2]
Nuestro mejor ejemplo es el Profeta ﷺ. Estos hadices ilustran la actitud que tenía cuando estaba en presencia de niños en la mezquita.
Se ha relatado también:
«El Mensajero de Dios ﷺ salió una noche para dirigirnos en las oraciones nocturnas (magrib o ‘isha’) y llevaba en brazos a Hasan o a Husein. El Mensajero de Dios ﷺ se adelantó y lo puso (al niño) en el suelo, tras lo cual pronunció el takbir (Allahu akbar) y empezó a rezar. Durante la oración se prosternó y se quedó así mucho rato.
Mi padre me dijo: “Levanté la cabeza y vi al niño subido a la espalda del Mensajero de Dios, que estaba prosternado. Y volví a mi postración”.
Cuando el Mensajero de Dios terminó la oración, la gente le dijo: “Oh Mensajero de Dios, durante la oración estuviste postrado tanto tiempo que pensábamos que te había pasado algo, o que estabas recibiendo la revelación”.
Él dijo: “No pasaba nada en absoluto, solo que mi hijo se me había subido a la espalda y no quería molestarlo hasta que no tuviera suficiente”». [3]
«El Mensajero de Dios hacía la oración llevando a Umama bint Zaynab, su propia hija. Según Abu al-‘As ibn Rabi‘a ibn ‘Abdi Shams, cuando se prosternaba, el Profeta depositaba a la niña y cuando se levantaba, la cargaba (a hombros)». [4]
‘Abdullah ibn ‘Amr ibn al-‘Asr relata que el Mensajero de Dios ﷺ dijo:
«Ordenad a vuestros hijos cumplir con la oración desde los siete años y reprendedlos [5] a partir de los diez años (si rechazan hacer la oración) y separadlos en las camas (a las niñas de los niños)». [6]
Se ha relatado que el Mensajero de Dios ﷺ declaró:
«Tratad a vuestro hijo con equidad, tratad a vuestro hijo con equidad, tratad a vuestro hijo con equidad.» [7]
Se ha relatado también que el profeta Muhammad ﷺ dijo: «Tratad a vuestros hijos de forma igualitaria cuando les deis regalos». [8]
An-Nu‘man ibn Bashir atestiguó:
«Mi padre me dio la carga de un esclavo como regalo. Me llevó a ver al Mensajero de Dios ﷺ para que fuera testigo, y este dijo entonces: “¿Has dado un regalo a todos y cada uno de tus hijos, como has hecho con an-Nu‘man?” Mi padre respondió: “No”. Y el Mensajero de Dios le dijo: “Sé consciente de tu deber hacia Dios y sé justo con tus hijos”. Al regresar, mi padre renunció al regalo». [9]
Usama ibn Zaid (ra) relata:
«El Mensajero de Dios ﷺ acostumbraba a sentarme en uno de sus muslos y a Hasan ibn ‘Ali en el otro. Después, nos besaba y decía: “Oh Dios, sé misericordioso con ellos, como yo soy misericordioso con ellos”».[10]
Un día, el Profeta envió a Anas a un mandado y Anas relató la anécdota siguiente:
«Fui, pero de camino me encontré con niños que jugaban en la calle. Después, el Mensajero de Dios llegó y me puso la mano en la nuca. Lo miré y lo vi sonreír, y me dijo: “Unays (diminutivo de Anas), ¿has ido donde te dije que fueras?” Le respondí: “Oh Mensajero de Dios, sí, voy”». Anas dijo también: «Estuve al servicio del Profeta durante siete o nueve años y nunca lo escuché decir de algo que yo hubiese hecho “¿por qué has hecho tal cosa?”, o de algo que no hubiese hecho “¿por qué no lo has hecho?”». [11]
El profeta Muhammad no regañó a Anas por haberse olvidado del mandado ni por ninguna otra cosa en nueve años.
En otro ejemplo, un muchacho fue llevado ante el Profeta porque había lanzado piedras a los árboles y había robado dátiles.
El Profeta dijo: «“Muchacho, ¿por qué has tirado piedras a las palmeras?”. El niño respondió: “Para comer”. Y el Profeta repuso: “No tires piedras a las palmeras, pero come lo que haya caído de ellas”. A continuación pasó las manos por la cabeza del muchacho y dijo: “Oh Dios, llena su estómago”». [12]
Antes que reprender o castigar, el Profeta invocó a Allah en favor del chiquillo.
Que Dios nos permita amar a nuestro profeta como es debido. Amin. Y es bueno recordar que ese amor pasa por seguir sus nobles comportamientos.
Notas:
[1] Narrado por Bujari
[2] Narrado por Ibn Juzayma y al-Bayhaqi
[3] Narrado por an-Nasa’i, Ibn Asakir y Hakim
[4] Narrado por Bujari y Muslim
[5] Reprender no significa necesariamente usar la violencia. El término remite también a la idea de restablecer lo que es correcto, corregir, hacer desaparecer un error: «Reprender: corregir, amonestar a alguien vituperando o desaprobando lo que ha dicho o hecho». RAE
[6] Abu Dawud
[7] Ahmad, Abu Dawud, Ibn Hibban
[8] At-Tabarani
[9] Bujari y Muslim
[10] Bujari
[11]Narrado por Muslim y Abu Dawud
[12] Narrado por Abu Dawud
Compártanlo con la Umma
Traducción: Daniel Gil-Benumeya
Fuente