Mito 1 : "El movimiento de revuelta en Siria es una invención occidental"
“La revuelta siria es desde el principio una revuelta organizada por agentes extranjeros. No tiene legitimidad.”
Falso. Antes de contestar, quiero aclarar que lo que voy a escribir acá es el producto de tres tipo de fuentes absolutamentes seguras: primero están los trabajos de los mejores universitarios franceses y árabes. Hace dos años, hicieron una magistral obra colectiva llamada “No hay primavera para Siria” [“Pas de Printemps pour la Syrie”]. Este libro de más de 400 páginas es quizás la base más sólida para analizar el levantamiento con contribución de investigadores que conocen bien el terreno, que han vivido en Siria, que hablan árabe, etc. Luego está la fuente de los ulemas, los sabios religiosos islámicos, aquellos que pasaron sus vidas en Siria y que, desde el principio, nos mandan testimonios, videos, discursos, etc. Agrupación como “La Liga de los Sabios Sirios” o “La asociación de los ulemas de Siria” reúnen centenares de imames que son indicadores fiables de lo que ocurre en el terreno.
En fin, ¿Como poner en duda una revuelta popular llevada desde el principio por millones de personas, en múltiples ciudades y pueblos, a través de todo el país y que mandaban por las redes sociales cantidades de videos, fotos, artículos, blogs para alertarnos sobre su situación? Hay realmente que ser ciego para no haber visto este movimiento de masa articularse desde marzo 2011 más aún que fue pacífico durante por lo menos los seis primeros meses. Pero uno de los problemas de la comunidad musulmana de Francia es que no entiende el árabe literario ni el dialecto sirio. Muy pocas vídeos fueron traducidos al principio del levantamiento y la barrera lingüística fue un freno a la difusión de la verdadera información. Por consecuencia, el régimen ha disfrutado de esta situación para armar su propia narración haciendo principalmente dos cosas: a) prohibió la entrada en Siria de periodistas extranjeros para vencer la rebelión en toda discreción y b) contrató una serie de intelectuales francófonos que se apuraron en tomar partido por el régimen en Internet. Entre estos últimos, los más audibles fueron Alain Soral y Michel Colon, sobre el cual siempre tenemos que repetir que es necesario desconfiar de sus desinformaciones. No es suficiente ser “pro-palestino” para ser intelectualmente honesto.
Falso. Antes de contestar, quiero aclarar que lo que voy a escribir acá es el producto de tres tipo de fuentes absolutamentes seguras: primero están los trabajos de los mejores universitarios franceses y árabes. Hace dos años, hicieron una magistral obra colectiva llamada “No hay primavera para Siria” [“Pas de Printemps pour la Syrie”]. Este libro de más de 400 páginas es quizás la base más sólida para analizar el levantamiento con contribución de investigadores que conocen bien el terreno, que han vivido en Siria, que hablan árabe, etc. Luego está la fuente de los ulemas, los sabios religiosos islámicos, aquellos que pasaron sus vidas en Siria y que, desde el principio, nos mandan testimonios, videos, discursos, etc. Agrupación como “La Liga de los Sabios Sirios” o “La asociación de los ulemas de Siria” reúnen centenares de imames que son indicadores fiables de lo que ocurre en el terreno.
En fin, ¿Como poner en duda una revuelta popular llevada desde el principio por millones de personas, en múltiples ciudades y pueblos, a través de todo el país y que mandaban por las redes sociales cantidades de videos, fotos, artículos, blogs para alertarnos sobre su situación? Hay realmente que ser ciego para no haber visto este movimiento de masa articularse desde marzo 2011 más aún que fue pacífico durante por lo menos los seis primeros meses. Pero uno de los problemas de la comunidad musulmana de Francia es que no entiende el árabe literario ni el dialecto sirio. Muy pocas vídeos fueron traducidos al principio del levantamiento y la barrera lingüística fue un freno a la difusión de la verdadera información. Por consecuencia, el régimen ha disfrutado de esta situación para armar su propia narración haciendo principalmente dos cosas: a) prohibió la entrada en Siria de periodistas extranjeros para vencer la rebelión en toda discreción y b) contrató una serie de intelectuales francófonos que se apuraron en tomar partido por el régimen en Internet. Entre estos últimos, los más audibles fueron Alain Soral y Michel Colon, sobre el cual siempre tenemos que repetir que es necesario desconfiar de sus desinformaciones. No es suficiente ser “pro-palestino” para ser intelectualmente honesto.